El primer día del año suele ser un punto de inflexión. El comienzo del nuevo año para algunos va acompañado de una resaca monumental, para otros tiene la banda sonora del Concierto de Año Nuevo, para otros la fiesta no ha hecho más que empezar – es mi caso, mi padre cumple años el día 1 de enero y la cena de Nochevieja es un chiste al lado de la comida de Año Nuevo-, y para otros sencillamente es un día más en el calendario. Lo que suele ser común a muchos son los famosos «Propósitos de Año Nuevo», que en su mayoría están relacionados con nuestra salud. El top3 del ranking: dejar de fumar, hacer más ejercicio o comer mejor. Los tres me parecen propósitos fantásticos, pero leídos así, como que apetecen poco, ¿no? Así que os voy a proponer una lista de 5 propósitos, no hay que llevarlos todos a cabo, ni todos a la vez, y durante los próximos 365 día seguro que alguno fallamos, pero te garantizo que si los utilizas como guía habitual en tu día a día, el año que viene me lo agradecerás 🙂
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Nada de purgas y castigos. En las fiestas y en las vacaciones es habitual cometer excesos, hay que intentar no maltratar el cuerpo demasiado, pero si lo haces, luego no te machaques con esa sensación de culpabilidad por haberte comido un polvorón más, y mucho menos intentes paliar los efectos de ese exceso con otro todavía más tonto como pasarte un día entero a base de agua.
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¡Come! Pero come bien, reduce la ingesta de azúcar, alimentos procesados y refinados y carne, y aumenta el consumo de frutas y verduras de temporada y de proximidad, legumbres, cereales integrales, semillas y frutos secos. Y si aún así te sientes más perdido que un pulpo en un garaje, recurre a un profesional; en esta web tenemos la suerte de contar con la colaboración de una Coach Nutricional Excepcional, Andrea Cañas.
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¡Muévete! Haz lo que quieras, pero hazlo: camina, corre, apúntate a Crossfit, nada, haz yoga, ve dos o tres veces a la semana a B3B… 😉 No hay mejor antidepresivo que las endorfinas, y no tienes que hacer todos los días 2 horas de entretenimiento a vida o muerte, porque muchos días no podrás y lo que suele pasar es «si no puedo entrenar ya no hago nada, total…». ERROR, todo cuenta.
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Ejercita tu mente tanto como tu cuerpo. Ya os he hablado muchas veces de la meditación, de las maravillas que obra en la mente y en el alma, así que no me voy a repetir. Si quieres saber más te recomiendo este post, Meditación, la asignatura del siglo XXI, y si quieres iniciarte, este otro: Medito, luego existo.
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Cambia «culpabilidad» por «responsabilidad». Os confieso que este es mi gran reto para 2017, y no va a ser fácil. Nos han educado, especialmente a las mujeres, en que tenemos que pensar en todos los demás antes que en nosotros, y eso lo aplicamos a todo, el trabajo, la pareja, los hijos, las relaciones sociales, la talla de los vaqueros… todo es más importante que nosotras mismas, y si alguna vez anteponemos nuestros intereses a los de los demás, nos sentimos sumamente culpables y egoístas. Revisa tu escala de prioridades, y empieza a trabajar para que el primer puesto lo ocupes tú. Nunca podrás agradar a todos, ni llegar a todo, ni hacerlo todo perfecto, y ¡qué frustrante es por Dios!, así que deja de sentirte culpable por no hacer siempre lo que los demás esperan que hagas y empieza a sentirte responsable por lo que tú esperas de tí misma.
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