Hoy es 8 de marzo, un día igual que otro para mi, porque soy una MUJER afortunada. Tengo un trabajo en el que no soy discriminada ni tengo pero salario que mis compañeros, tengo una pareja que cada día desde que nos conocemos me dice lo que me admira personal y profesionalmente, y tengo una familia que me ha dado las mismas oportunidades en la vida que a mi hermano. Nadie me ha regalado nada, nunca lo he pedido, pero tampoco me han negado nunca nada por el hecho de ser mujer. Lo triste que yo sea una afortunada por todo esto, y que aún haya mujeres (y no hay que irse lejos, seguro que me cruzo con ellas todos los días por la calle) que no pueden elegir libremente, que no han podido estudiar, que no se han podido casar con quien quería, que no han podido vivir su sexualidad en libertad…
Para mi hoy es un día de mucha reflexión, de hecho creo que hoy habría que gritar menos y reflexionar más, que echar menos balones fuera y mirar más lo que hacemos en nuestro día a día para que esta situación cambie. Y tenemos que hacerlo sin politizar los derechos más fundamentales del ser humano que son la libertad y la igualdad, tenemos que hacerlo hombres y mujeres porque, por desgracia, muchas veces somos nosotras mismas las que nos juzgamos, criticamos y machacamos entre nosotras. La responsabilidad de la educación que recibimos es de padres y madres, y si la sociedad en que vivimos es tan machista, tenemos que hacer un ejercicio de autocrítica nosotras las mujeres, y ver qué estamos haciendo mal. Esto no se puede convertir en una lucha contra los hombres, porque los hombres son tan necesarios y aportan tanto como nosotras, ni más ni menos.
Cierro este post con unas palabras de Cristina Cifuentes publicadas hoy en elmundo.es:
«Llegará un día, sí, en el que la mujer sea plenamente reconocida, en todos los ámbitos, como lo que es: un ser humano igual que cualquier otro, con las mismas capacidades, las mismas ambiciones, los mismos sueños, los mismos miedos y las mismas necesidades. Pero, sobre todo, los mismos derechos y obligaciones, que no dependen del sexo de cada uno sino, precisamente, de su propia condición inalienable de ser humano. Pero ese día, que todas y todos anhelamos, estará cada vez más lejos mientras la lucha por la igualdad se quiera teñir sólo de azul, de rojo, de naranja o de morado, como si la angustia, el dolor, la discriminación, la marginación y el sufrimiento de tantas y tantas mujeres tuviera un color que no sea el negro».
Nos vemos muy pronto por aquí, mientras puedes encontrarme en Instagram como @janafr o en mi mail jana@janafernandez.es.
¡Mil besos!
Jana
NOTA DE LA AUTORA: si quieres compartir este post ¡genial!, pero por favor, si utilizar parte o todo el contenido de este post en otro site/blog/RRSS, acuérdate de mencionarme ? ¡Gracias!