Cómo disfrutar del «dolce far niente»

No hacer nada -nada de nada, nada en absoluto- podría ser la clave para disfrutar de una mente más clara que nos permita tomar mejores decisiones y mantener la calma en situaciones y con personas con las que normalmente perdemos los nervios.

Hasta hace no mucho tiempo para mi no hacer nada era sinónimo de perder el tiempo, hasta los sábados y los domingos los minutaba agendando mil y un to do’s, pero ninguno de ellos era «tomar un café sola, y solo tomar un café, ni leer, ni mirar el móvil», o «leer algo por gusto y no porque sea interesante para el trabajo», o «sentarme 20 minutos en la terraza de casa al sol», o «irme dando un paseo hasta casa ‘paseando’ sin batir el récord de 100m marcha», o «ir a pasar la tarde a casa de mis padres»…

A día de hoy, y después de mucho trabajo personal, me he dado cuenta de que estas cosas, estas pausas en la rutina no solo no son perder el tiempo, son cuidar de mi. A pesar de que que hacer «pausas» no cuesta nada y no requiere de habilidades especiales, la mayoría de nosotros no lo hacemos con suficiente frecuencia, y me atrevería a decir que muchos, como yo antes, no lo hacen nunca.

Vivimos en la era del culto a estar ocupado, a la multi-tarea, a la híper-conectividad y a la rapidez; hay una expectativa tácita de que debemos responder a los correos electrónicos, sms y whatsapp de inmediato.

Y hay que tener una mente muy en su sitio para reducir la velocidad, más aún en las grandes urbes. Lo que socialmente se entiende como desperdiciar tiempo de trabajo, de vida social, etc., no es sino aprovechar las oportunidades que la vida nos brinda para disfrutar y cuidarnos a nosotros mismos.

Vivimos en la cultura de la acción constante, una cultura que nos deja poco espacio para pensar realmente en lo que estamos haciendo y hacia dónde nos dirigimos. Y es precisamente en los momentos en que estamos más ocupados cuando la pausa es más valiosa.

Parar puede ser útil por ejemplo si estamos «atrapados» en en un proceso de toma de decisiones, ya sea una oportunidad de trabajo o decidir si te separas o no. Y cuando digo «parar» no me refiero a sentarse y mirar al vacío; por ejemplo, la respiración consciente es una técnica súper sencilla de desaceleración para relajar la mente y calmar las sensaciones de desasosiego, rabia, enfado.

Advertencia importante: parar no es procastinar. Hay una gran diferencia entre detenerse conscientemente y postergar aquello que no nos gusta indefinidamente. La pausa siempre tiene que ser potenciadora, esclarecedora, es un alto en el camino para coger fuerza -metafóricamente hablando- y dar un paso decidido.

«Parar» es tomar conciencia de una realidad y conectar con uno mismo para actuar de forma consciente, ¡NADA MÁS Y NADA MENOS!

Como siempre, os invito a que probéis a hacerlo y compartáis vuestra experiencia en los comentarios 🙂

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Soy Jana Fernández

Autora del libro Aprende a descansar, creadora del podcast sobre bienestar y descanso ‘El Podcast de Jana Fernández – A Guide to Live Well’, y co-creadora del podcast ‘No me da la vida’, sobre mujeres y estrés (Podimo)

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