¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo (tomarte un café, cenar, andar en la cinta del gym o incluso ir al baño) sin enviar a la vez un correo electrónico importante, seleccionar cuidadosamente un filtro de Instagram, ver tu serie favorita o mandarle un whatsapp a alguien?
Vivimos en una época en la que o estás enchufado todo el tiempo y haces diecisiete cosas a la vez o no eres eficiente. Muchos, especialmente las mujeres, decimos con orgullo que somos multitasking, que podemos escuchar a alguien mientras escribimos un mail y que somos capaces de ir de un sitio a otro sin levantar los ojos de los dos móviles que tenemos (reconozco tanto a mi yo anterior en esto…).
Pero, ¿realmente ésto es algo de lo que sentirse orgulloso? Me parece que no. Un estudio de 2014 de la American Psychological Association demostró que las interrupciones, por mínimas que sean (el segundo que dura la alerta en el PC de que ha entrado un nuevo correo, o el sonido que te avisa de un nuevo mensaje), son las causantes de que cometamos hasta el doble de errores mientras realizamos una tarea concreta. Además, se demostró que el exceso de información nos hace propensos a las distracciones, y por lo tanto menos productivos.
¿No os ha pasado nunca que de repente te das cuenta de que has hecho algo, pero no te recuerdas en absoluto a ti mismo haciéndolo? A mi me pasaba tan a menudo que me daba miedo a mi misma. Incluso llegué a pensar que esas «lagunas» mentales eran síntoma de algo más grave. Pero nada más lejos de la realidad; sencillamente aunque el cuerpo humano es capaz de hacer varias cosas a la vez, el cerebro no procesa toda la información por el igual. Y si lo intenta, falla. En la Universidad de Stanford demostraron mediante un experimento con sus alumnos que aquellos multitaskers tenían un problema: al intentar llevar la atención sobre tantas cosas no eran capaces de discriminar la información prioritaria sobre la no prioritaria, y sus niveles de eficiencia eran mucho menores que los monotaskers (puedes leer un resumen del informe aquí).
La pena es que hasta que no haces el ejercicio de centrarte en una sola cosa (digo ejercicio porque en este mundo en el que todo son inputs hay que hacer un verdadero esfuerzo para centrarse), no eres capaz de disfrutar plenamente de ella. Ya sea leer un libro, tomarte una copa de vino, mantener una charla con amigos o una reunión de trabajo.
No es fácil, os lo digo yo que tengo auténtica adicción a todos los dispositivos posibles y que si no estoy haciendo varias cosas a la vez siento que estoy perdiendo el tiempo, pero al menos intentadlo. Lo próximo que vayáis a hacer, hacedlo con atención plena, intentad ser monotasking siempre que podáis (¡incluso al ir al baño!), vuestro cerebro y vuestra salud os lo agradecerán.